Francisco Reynés se ha referido a los tres principales retos del sector energético en la jornada de Fundación Naturgy y el Cercle d’Economia
Hoy, se ha realizado la jornada “Situación del sector energético” organizada por Fundación Naturgy y el Cercle d’Economia para abordar la compleja coyuntura internacional que se está presentando especialmente en Europa y España.
Durante el evento, Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy, abordó los tres principales desafíos que enfrenta el sector energético: garantizar el suministro, hacer que la energía sea accesible y avanzar en la descarbonización. En cuanto al proceso de transición energética, destacó que está progresando rápidamente, pero señaló que uno de los principales obstáculos es la demora en la obtención de permisos administrativos para la generación eléctrica renovable. Esta situación, en su opinión, contradice los objetivos políticos de descarbonización. Asimismo, Reynés resaltó la importancia de invertir en las redes eléctricas para facilitar la expansión de la generación renovable, dado su papel fundamental en este proceso.
Este cuello de botella en el permitting también lo encuentran los proyectos de producción de biometano, que son una gran solución para resolver la cuestión de los residuos orgánicos y para la sustitución de los combustibles fósiles. Así, en el proceso de descarbonización ha pedido no pensar solo en la electrificación, ya que hay otras tecnologías, como la de los gases renovables, que también contribuyen al avance de la transición energética.
En lo referente a la seguridad de suministro, el presidente de Naturgy ha puesto de manifiesto el compromiso de algunas compañías energéticas, como Naturgy, con una parte sustancial de su balance a disposición de Estados y clientes para garantizar el suministro.
Además, también ha querido recordar cómo Naturgy, con sus iniciativas de reducción de precios, ha tomado decisiones para asegurar el suministro de energía a precios razonables. “Esto tiene que ver con el compromiso de las empresas que también se demuestra en su política comercial”, ha afirmado Reynés.
Natàlia Mas, consellera d’Economia i Hisenda de la Generalitat de Catalunya, se ha referido en su intervención al papel de Cataluña en el desarrollo de renovables. “Las renovables suponen el 10% del consumo de energía y, en 2030, tiene que ser el 34%”, ha apuntado, por lo que, en su opinión, “queda mucho trabajo por hacer”.
En la apertura de la jornada, Rafael Villaseca, presidente de Fundación Naturgy, ha destacado que el sector afronta cuestiones que tiene que resolver, como las interconexiones con Europa, la modificación del mercado o las medidas de transición energética. Sobre este último punto se ha preguntado: “¿Qué pasa con las medidas de transición en los periodos en los que hay que mantener el apoyo a los fósiles o dejar de estigmatizarlos para garantizar que seguimos teniendo energía cuando no sopla el viento?” En relación con la situación del mercado y con las acusaciones de oligopolio de hace relativamente poco tiempo ha puesto en evidencia lo “horrible” de esas afirmaciones con la situación actual de precios negativos en el que se paga por vender y no se cobra.
El director general del Cercle d’Economia, Miquel Nadal, ha evidenciado la creencia de que la integración física de los mercados en materia de energía es la respuesta a los retos que afronta el sector energético a día de hoy, si bien “la Unión Europea no está avanzando suficientemente rápido”. Además, ha señalado el gran peso que tienen en la actualidad los factores geoestratégicos en el desarrollo de los mercados energéticos.
Además, la jornada ha contado con la participación de Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano; Andris Piebalgs, ex comisario de Energía de la Comisión Europea y miembro de la Escuela de Regulación de Florencia; Nemesio Fernández-Cuesta, técnico comercial y economista del Estado y exsecretario de Estado de Energía; y Oriol Guixá, presidente de FEMCAT y presidente de La Farga, que han participado en un debate moderado por Núria Mas, profesora de Economía de IESE y miembro de la Junta Directiva del Cercle d’Economia.
Gonzalo Escribano, quien ha analizado la situación geopolítica del sector energético, ha afirmado que “el mercado del gas se ha reconfigurado por el conflicto en el Mediterráneo oriental y en Rusia, quien ha dejado de suministrar a Europa, pero lo está haciendo hacia Asia, lo que supone problemas añadidos de tránsito en los principales canales, como el de Suez”. En este sentido, ha señalado que “los desvíos por el Cabo de Buena Esperanza implican reajustes de costes y, además, aumentan la huella de carbono para toda la industria”.
Sobre el futuro del hidrógeno en España ha llamado al realismo. “En mi opinión, no debemos tener unas expectativas muy altas. En el hidrógeno somos una isla, no un hub. Mientras se construyen las interconexiones, vamos a tener 10 o 15 años para posicionarnos en ese mercado”.
Por su parte, Andris Piebalgs ha afirmado que “Europa necesita anticipar y pensar de manera estratégica. Necesitamos autonomía estratégica. La guerra no solo ha afectado a la energía, sino que también ha afectado al modelo económico”. Además, ha señalado que “la Unión Europea atraviesa cambios en los mercados mayoristas, entre los que destaca el descenso del consumo de gas, la reducción de la demanda eléctrica y una mayor frecuencia de precios negativos de electricidad”, ha señalado.
En lo relativo al gas, el excomisario de Energía ha apuntado que “la era del gas ruso por gasoducto se ha acabado y 2025 marcará el final de la llegada de este gas por tubo”. Sobre la demanda, ha puesto de manifiesto que “la demanda industrial de gas parece haber llegado al punto de no recuperarse y esto puede ser un problema de cara a la independencia estratégica. No obstante, esta caída en la demanda no es por el gas sino por el cambio en la estructura industrial”. Así, ha querido poner de manifiesto que algunos estudios indican que parte de la reducción de gas puede deberse a una pérdida irreversible de industria en la UE.
El impacto medioambiental, considera Piebalgs, es positivo dada la bajada de emisiones que se está registrando. “Es una buena noticia que se haya eliminado el estigma a la generación nuclear. El paquete de legislación climática en la UE es extenso y con impacto en distintos tipos de industria”, ha afirmado. De cara a futuro, “en el sector energético hay que ser pragmáticos. No hay alternativa a la transición, por lo que hay que ajustar la senda de esa transición de manera realista y avanzada. La próxima Comisión Europea podrá hacerlo, pero todo dependerá de los resultados electorales”.
Por su parte, Fernández-Cuesta, sobre la situación del sector energético en España, ha incidido en que “producimos electricidad más barata que en el resto de Europa. Eso es una ventaja competitiva que hay que trasladar a la factura. Los cargos son decisiones políticas y hay unos 7.000 millones de euros que deberían salir de la factura e ir a presupuestos. La demanda crece cuando bajan los precios”. En esta misma línea, pero en lo referente a la generación, ha insistido que “España tiene una ventaja competitiva en la generación de electricidad, lo que representa una gran oportunidad para la industria, pero habría que trasladar esos bajos precios a la factura”.
También ha ofrecido una visión pesimista en el corto plazo en lo que se refiere al hidrógeno: “no está y la espera va a ser larga, ya que es complicado desarrollar una producción industrial verde. Por tanto, es difícil apostar ya por el hidrógeno, y apostar por ser un hub exportador no es de este mundo a fecha de hoy”.
En su opinión, la electrificación debería suponer una gran expansión de líneas eléctricas, pero en España la inversión está limitada a un porcentaje del PIB. “Hacen falta líneas para electrificar la economía. Tenemos uno de los sistemas más controlados de Europa para creación y remuneración de líneas, y por eso Francia cuadruplica en planificación. Electrificar así es imposible”.
Oriol Guixá ha centrado su intervención en la visión empresarial, haciendo referencia a la situación mundial. “La competencia entre EE. UU. y China tiene una gran influencia global. Tras los impactos sufridos por la industria durante el COVID, EE. UU. cambió su modelo a uno más local, pero Europa sigue dependiendo de China”. En su opinión, “Europa debería plantearse cómo proteger a la industria europea que se encuentra con problemas de escala en su competencia con China”.
En lo relativo a la situación de las empresas ha afirmado que “la industria es globalizada y se ve afectada por los acontecimientos, ocurran donde ocurran”. En este sentido ha apuntado que “esto ha supuesto una marcha atrás en la globalización. En Europa hemos hecho cosas que en algún caso no han sido decisivas”. Por tanto, señala la necesidad de realizar un razonamiento “como lo hizo EE. UU. con protecciones a su industria: Europa debería dar un paso hacia la protección de la industria en su conjunto”.
En el cierre de la jornada, Jaume Guardiola, presidente del Cercle d’Economia, ha señalado la importancia para la entidad “de vivir inmerso en el debate para influir y participar del debate público. Que el mundo del política y economía escuche a la sociedad civil ilustrada”.